martes, 12 de febrero de 2013

El Gran Hermano


Rajoy impone una nueva forma de dar ruedas de prensa más propia de un Estado totalitario


El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, protagonizó la semana pasada una inusual puesta en escena. No solo no respondió a las preguntas de los periodistas como se venía haciendo en alguna ocasión, sino que además esta vez no compareció en la sala de prensa e hizo el comunicado pertinente a través de una pantalla.

Esta forma de actuar es una clara situación de alarma. Por una parte, el presidente cuando asume el cargo de sus funciones acepta a su vez una serie de responsabilidades. Por otra parte, la función del periodista es plantear cuestiones ante cualquier persona o situación objeto de su noticia. Con esto el periodista intenta contar a la sociedad de la forma más fidedigna posible lo que sucede en nuestro entorno. Es decir, los periodistas se constituyen como los intermediarios entre los ciudadanos y los políticos.

Cuando cualquiera de esos altos cargos y –más aún si se trata del presidente del Gobierno– renuncia a cumplir sus responsabilidades como tal, impide que los periodistas puedan ejercer su profesión. Todo esto se convierte en un círculo vicioso  y acaba repercutiendo de forma directa en el pueblo, que se ve privado del derecho a ser representado por un político elegido democráticamente.

Estas situaciones recuerdan al libro de ficción –o no tan ficción– 1984  de George Orwell. Este autor intenta hacernos reflexionar sobre un mundo en el que un dirigente nos controla a través de una pantalla y nos dice qué debemos pensar, qué debemos hacer y qué debemos decir. Pues bien, el día en el que “el Gran Hermano” iba a imponernos su doctrina a través de una pantalla ha llegado.

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