Rajoy impone una nueva forma de dar ruedas de prensa más propia de un Estado totalitario
El presidente
del Gobierno, Mariano Rajoy, protagonizó la semana pasada una inusual puesta en
escena. No solo no respondió a las preguntas de los periodistas como se venía
haciendo en alguna ocasión, sino que además esta vez no compareció en la sala
de prensa e hizo el comunicado pertinente a través de una pantalla.
Esta forma de
actuar es una clara situación de alarma. Por una parte, el presidente cuando
asume el cargo de sus funciones acepta a su vez una serie de responsabilidades.
Por otra parte, la función del periodista es plantear cuestiones ante cualquier
persona o situación objeto de su noticia. Con esto el periodista intenta contar
a la sociedad de la forma más fidedigna posible lo que sucede en nuestro
entorno. Es decir, los periodistas se constituyen como los intermediarios entre
los ciudadanos y los políticos.
Cuando cualquiera
de esos altos cargos y –más aún si se trata del presidente del Gobierno– renuncia
a cumplir sus responsabilidades como tal, impide que los periodistas puedan
ejercer su profesión. Todo esto se convierte en un círculo vicioso y acaba repercutiendo de forma directa en el
pueblo, que se ve privado del derecho a ser representado por un político
elegido democráticamente.
Estas
situaciones recuerdan al libro de ficción –o no tan ficción– 1984 de George Orwell. Este autor intenta hacernos reflexionar
sobre un mundo en el que un dirigente nos controla a través de una pantalla y
nos dice qué debemos pensar, qué debemos hacer y qué debemos decir. Pues bien,
el día en el que “el Gran Hermano” iba a imponernos su doctrina a través de una
pantalla ha llegado.
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