domingo, 24 de marzo de 2013

Creo en dios pero no en la Iglesia



El pasado 13 de marzo, Jorge Mario Bergoglio fue nombrado papa de la Iglesia católica. Él mismo se ha definido como ‘el papa de los pobres’ y según la opinión pública la principal diferencia con su predecesor, el papa Benedicto XVI, es que no será tanto un papa de razón sino más bien de corazón.

En los tiempos que corren, en el que el lado más humano de las personas está empezando a flaquear, quizá el hecho de que el nuevo papa comience a preocuparse verdaderamente por aquellos que más lo necesitan es un giro fundamental en la tradición católica, que parece haberse visto afectada por una crisis feligresa.

Precisamente un cambio es lo que los creyentes piden para esta institución milenaria. Datos como los que refleja el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) nos dejan ver de forma más que clara que la religión católica no está perdiendo fieles y que, de hecho, se ha visto incrementado el número de fieles este año 2013 con respecto al año anterior. Esto, deja sin sentido la expresión que tantas veces se ha empleado para referirse a la religión católica: ‘crisis de fe’. Pero, no tan afortunada ha sido la propia Iglesia. El estudio que ha realizado el CIS muestra cada vez un número inferior de beatos que van a misa.

De este modo se está pidiendo a gritos que la Iglesia se renueve y se vaya adaptando –como otras instituciones han ido haciendo- al nuevo siglo y a la nueva mentalidad y tendencia de todos los católicos. En esta era no se trata tanto de imponer una creencia a los fieles, sino más bien que cada uno interprete a su manera el libro sagrado y compartir juntos la interpretación que cada uno pueda darle.  

miércoles, 13 de marzo de 2013

El gran problema de Venezuela


Hugo Chávez deja mucho de qué hablar y ahora depende de los ciudadanos si se continúa con el modelo político que implantó este dirigente o no
                                                                                                   
La muerte del líder venezolano, Hugo Chávez, ya es historia. Ahora hay que enfrentarse al gran problema de cómo debemos referirnos cuando hablamos sobre él. Para unos fue un dictador; para otros, un ejemplar presidente. Pero, lo que sí es cierto es que su  fallecimiento ha provocado a nivel internacional un enorme revuelo con respecto a la calificación que se merece.

Según el Universal -uno de los periódicos más relevantes de Venezuela- y a pesar de que admite que existen adversarios en cuanto a la forma en la que gobernó Hugo Chávez, mantiene una posición firme y pronostica una larga vida al chavismo.

Pero, por otra parte, debemos tener presentes que, como se recoge en uno de los artículos que publicó Human Rights Watch el 5 de marzo de 2013, el Gobierno que presidió Hugo Chávez fue sobre todo característico por su concentración de poder y una abierta confrontación con las garantías de los derechos humanos.

Como vemos, es arriesgado calificar a Hugo Chávez. Quizá es el momento de plantearnos la nueva creación de términos para poder denominar a dirigentes como éste, que practican una política totalitaria encubierta en una supuesta democracia.

La vulneración de los derechos humanos no puede ser una práctica justificada bajo ningún concepto y el gran problema es que Venezuela –siguiendo los argumentos de su vecino régimen castrista- consideró que estaba siendo espiado y atacado por el gigante Estados Unidos. Pero no sólo eso, sino que además a los estadounidenses se les ha acusado de la propia muerte de Hugo Chávez. Aún queda un largo recorrido para intentar modificar las cosas que innegablemente fueron mal hechas. En las manos de Nicolás Maduro -como representante máximo de los ciudadanos venezolanos- queda que se produzca un cambio y se comiencen a respetar las directivas internacionales.



martes, 5 de marzo de 2013

El club de la comedia


Las urnas italianas reflejan la realidad en Europa

Las elecciones de la pasada semana protagonistas para muchos de los ciudadanos italianos, han dado como resultado que Luigi Bersani, Silvio Berlusconi y Beppe Grillo han sido los grandes victoriosos de estas elecciones. O no tanto. Este resultado quiere decir que el Partido Democrático de Italia, el Pueblo de la Libertad y Movimiento 5 Estrellas son los destinados a gobernar Italia. Ganan tres partidos políticos que no llegarán a ningún acuerdo por lo que hacen de Italia un país ingobernable.

Esta situación crítica en Italia, que tanto sorprende a España –poco acostumbrada al sistema electoral de listas abiertas-, es extrapolable al ámbito europeo. Una unión similar a un club cómico en el que diversos políticos o los que dicen ser representantes de los ciudadanos van contando su monólogo e intentado persuadir a una mayoría que, cada vez más, está harta de escuchar siempre lo mismo. Aires de renuevo es lo que los políticos han prometido en las elecciones italianas y esto es precisamente lo que nos intenta vender la Unión Europea.

Esta fragmentación que se ha producido en el gobierno italiano es peligrosa para sostener a un país democrático que desea profundamente un cambio en la política que los gobierna. Esta fragmentación a nivel europeo debe servir como reflexión a todos los dirigentes de la cúpula europea para plantearse nuevos cambios que puedan unificar a los ciudadanos de la Unión Europea y podamos salir todos juntos adelante hacia un futuro distinto de lo que estamos acostumbrados.

Solo un consejo para estos políticos de hoy en día: que se dejen de monólogos y persuasiones y que nos cuenten la verdad. Tanto circo confunde a la ciudadanía y en vez de ir construyendo un futuro mejor, la historia retrocede para vivir aquellos malos tiempos que los abuelos narraban.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Que dios nos pille confesados


Los escándalos de corrupción que azotan a España deben acabar por el bien de un país que hasta hace bien poco se consideraba uno de los líderes mundiales

En España, el comienzo del siglo XXI, se ha caracterizado por ser un periodo turbulento. Además, cada día que pasa, parece que se nos va de las manos poder controlar la situación y esto es el principal problema que hay que solventar a la mayor brevedad posible.

Durante la etapa mencionada gran parte de los altos cargos que dirigen este país se han visto involucrados. El caso Nóos, el caso Gürtel, el caso Bárcenas, son los casos más recientes pero lamentablemente no son los únicos.

Puede parecer imposible encontrar una solución para tanto juego sucio, pero si salimos del egocentrismo español y abrimos los ojos, podremos darnos cuenta de que en otros países se están llevando a cabo medidas –que no son desproporcionadas- para limpiar la imagen de los Gobiernos europeos cuando algo no funciona bien.

Así, han llegado a nuestros oídos noticias como que en el Gobierno del primer ministro inglés, David Cameron, se obligó a que el ministro de Energía y Medio Ambiente, Chris Huhne, dimitiese por haber mentido sobre una infracción de tráfico. O, también, el caso de la ministra de Educación del Gobierno alemán de Angela Merkel, Annete Schavan, que dimitió por haber plagiado su doctorado. Aunque la noticia más reciente ha sido que, hoy mismo, el Gobierno búlgaro ha dimitido en bloque tras las protestas de los ciudadanos por el precio de la energía. Chapó.

Una solución que se nos plantea es empezar a tomar ejemplo del resto de Europa. Debemos ser conscientes de que si los remedios aplicados en nuestro entorno están siendo efectivos, deberían ser utilizados en España también, ya que parece que no somos capaces de tomar decisiones originales por nosotros mismos sin que antes alguien lo haya probado. Pues, que quieren que les diga, o se aplica esto o que dios nos pille confesados. 

martes, 12 de febrero de 2013

El Gran Hermano


Rajoy impone una nueva forma de dar ruedas de prensa más propia de un Estado totalitario


El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, protagonizó la semana pasada una inusual puesta en escena. No solo no respondió a las preguntas de los periodistas como se venía haciendo en alguna ocasión, sino que además esta vez no compareció en la sala de prensa e hizo el comunicado pertinente a través de una pantalla.

Esta forma de actuar es una clara situación de alarma. Por una parte, el presidente cuando asume el cargo de sus funciones acepta a su vez una serie de responsabilidades. Por otra parte, la función del periodista es plantear cuestiones ante cualquier persona o situación objeto de su noticia. Con esto el periodista intenta contar a la sociedad de la forma más fidedigna posible lo que sucede en nuestro entorno. Es decir, los periodistas se constituyen como los intermediarios entre los ciudadanos y los políticos.

Cuando cualquiera de esos altos cargos y –más aún si se trata del presidente del Gobierno– renuncia a cumplir sus responsabilidades como tal, impide que los periodistas puedan ejercer su profesión. Todo esto se convierte en un círculo vicioso  y acaba repercutiendo de forma directa en el pueblo, que se ve privado del derecho a ser representado por un político elegido democráticamente.

Estas situaciones recuerdan al libro de ficción –o no tan ficción– 1984  de George Orwell. Este autor intenta hacernos reflexionar sobre un mundo en el que un dirigente nos controla a través de una pantalla y nos dice qué debemos pensar, qué debemos hacer y qué debemos decir. Pues bien, el día en el que “el Gran Hermano” iba a imponernos su doctrina a través de una pantalla ha llegado.

martes, 5 de febrero de 2013

Época de cambios


Desde hace algún tiempo la Corona española ha sido protagonista de numerosos escándalos. Y, precisamente por estos sucesos, la monarquía dirigida por el rey de España, Juan Carlos I, no saldrá impune de este juicio en el que, en estos momentos, dicha forma de Estado se ve sometida por el mayor tribunal que existe: el pueblo español.

El hecho más reciente en el que el monarca se ha visto involucrado fue aquel viaje que hizo donde, y pese a que su salud dejaba mucho que desear, viajó a la lejana Botswana para practicar la caza de elefantes. Por otra parte, el yerno del rey, Iñaki Urdangarín, y la infanta Cristina de Borbón, encabezan el Caso Nóos. Para este gran suceso de corrupción, la justicia aún no ha determinado el fallo final.

Estos últimos años se han caracterizado por ser una época de crisis. En algunas culturas la crisis se considera una oportunidad para mejorar, para cambiar. Sin embargo, en España el rey no sólo no ha sido partícipe de la sociedad víctima de una transformación en todos sus aspectos, sino que se ha mantenido al margen de todo, mientras disfrutaba de sus privilegios. Su majestad debe ser un modelo a seguir y, a pesar de que en ningún momento fue elegido democráticamente, la Constitución recoge en su artículo 1 que “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho”. Juan Carlos I comenzaba su reinado vulnerando el artículo más básico de la Constitución.

Ahora toca dar la palabra al pueblo y que sea éste quien decida si la monarquía es el sistema que hará de este país un lugar mejor o será otro sistema el que deba sustituirlo.